FESTA DOS PÃES ASMOS - SEGUNDA FESTA
Juan Pablo Diaz
Estados Unidos |
Guatemalense, membro cooperador |
“Y guardareis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este mismo día saque vuestras huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardareis te mandamiento en vuestras generaciones por costumbre perpetua. Por siete días no se hallara levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado, así extranjero como natural del país, será cortado de la congregación de Israel.” Dentro del calendario judío, la segunda fiesta celebrada por el pueblo de Israel, era la Fiesta de los Panes sin Levadura, en el día 15 del primero mes, el mes de Nisã y duraba 7 días.
Tal como las otras fiestas, la de los Panes sin Levadura, tenía un significado especial que servia para recordar el pueblo de su historia al salir del Egipto. La fiesta de Los Panes sin Levadura traía recuerdos al pueblo judío de la forma apresurada como salieron del cautiverio de Egipto, no teniendo tiempo para levedar el pan y consumiendo así mismo en la peregrinación del desierto.
Así mismo esta celebración actualmente se practica en las fiestas judías, donde el pueblo come el pan sin levadura. Pero la levadura en la vida hebraica vino a desempeñar un papel muy importante no solo en la fabricación del pan, mas también en la ley, en lo ritual y en los enseñamientos religiosos.
En la ley de Moisés se prohibía el empleo de la levadura durante los 7 días de la fiesta. La prohibición acerca de la levadura fue hecha porque la fermentación implica desintegración y corrupción. Así también para los hebreos cualquier cosa en estado de descomposición sugería inmundicia. Jesús hizo advertencia contra la levadura de los fariseos, de los saduceos y de los herodianos, refiriéndose de manera indirecta a la doctrina o enseñamientos corrompidos de los mismos.
Tipologicamente, la Fiesta de los Panes sin Levadura apuntaba para la pureza del Mesías, que no tendría pecado, y que al morir su cuerpo no entraría en descomposición. Así como la fiesta de los Panes sin Levadura era celebrada inmediatamente después de la Pascua, aquellos que fueron redimidos por la sangre de Cristo, también deben proseguir en una vida de santidad.
“El cual no hizo pecado, ni se hallo engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”
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ORAÇÃO
Vania DaSilva
Estados Unidos |
Brasileira, Missionária, Professora do SWM e Secretária Executiva da BPC |
Proseuche, do Grego – O meio de comunicação entre o homem e Deus. É a expressão livre e sincera do coração do homem para com Deus (1Rs 9.3; Mt 7.7). É o derramamento do coração ante o Senhor. A oração pode ser feita em adoração, ação de graças, confissão, petição e clamor (Ne 1.4-11; Dn 9.3-19; 1 Sm 1.10-13). Devemos orar com submissão ao Senhor, pois ele é onisciente, e conhece as consequências das respostas de nossas orações. Esta é nossa confiança, que se pedirmos algo dentro de sua vontade, ele nos ouve (1 Jo 5.14). A oração deve ser feita a Deus Pai, em nome de Jesus (Jo 14.13), com a ajuda do Espírito Santo (Rm 8.26). Os israelitas em geral oravam de pé (Dn 9.20), e quando de joelhos, simbolizava uma maior devoção à Deus (2 Cr 6.13; Lc 22.41). Em ambos os casos, a oração era feita com as mãos levantadas aos céus (1 Rs 8.22; Ne 8.6), ou ao santuário (Sl 28.2; 2 Cr 6.29). Era costume orar prostrando-se com o rosto em terra, em sinal de humilhação diante de Deus (1 Rs 18.42; Js 7.6). A oração de súplica ou arrependimento era feita com jejum e vestindo-se com saco e cinza (2 Rs 19.1; Es 4.1). A Bíblia nos ensina que Daniel se dirigiu ao Senhor para o buscar com oração e rogos desta maneira (Dn 9.3). Este gesto era muito usado entre Israel, em sinal de completa humilhação e arrependimento (Sl 35.13). Também era costume do homem arrependido, bater no peito e dizer: Ó Deus, tem misericórdia de mim, pecador, e assim confessava seus pecados audivelmente à Deus (Lc 18.13). Os fariseus portavam filatérias como rito em suas orações (Mt 23.5; Dt 6.8). Jesus nos ensinou o dever de sempre orarmos e nunca desfalecermos (Lc 18.1). O crente deve sempre orar ao Pai, em nome de Jesus (Jo 14.13-14, Mt 6.9), com persistência (1 Ts 5.17; Lc 18.1), com fé (Mc 9.24; Tg 1.6; 5.15) e buscando a vontade de Deus (I Jo 5.14).
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