LA DEMORA DEL SEÑOR

Rev. Eliseo Rodriguez Estados Unidos

Cubano, pastor de la Iglesia Monte Sión, escritor, mestre

Uno que se llamó ateo dijo una vez: “si de verdad yo creyera todo lo que la Biblia dice respecto a la eternidad, que hay un cielo para los creyentes en Cristo, y un infierno eterno para los que lo rechazan, no dejaría de decirlo a todo el mundo cada dia”. Si, la Biblia habla en forma clara sobre esa realidad. Cuando el Señor Jesús terminaba su discurso en Mateo 25 sobre temas relacionados con su Segunda Venida al mundo, concluyó diciendo: “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mt 25.46). Hay dos destinos irreversibles después de esta vida. El mensaje del Señor era así: “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno” (Mt 5.29). El relató la historia de aquel rico que gozaba de deleites en la tierra, pero que no hizo nada por la salvación de su alma, y después que la vida en el cuerpo cesó, se encontró para siempre en la condenación del infierno. Paralelo, un pobre mendigo llamado Lázaro, que aunque le tocó pasar la prueba de la escases y la enfermedad, estaba espiritualmente preparado para el momento de partir, y cuando llegó la hora, estaba consolado en el Paraíso. No importa cuán lejos parezca esta verdad de nuestro diario vivir tan afanado aquí, ella es más real que el firmamento que miramos y que la tierra que pisamos. Hay cielo y hay infierno. Desde el punto de vista de Dios, eso es claro en forma absoluta. Es tan claro que el apóstol Pedro hablando sobre la demora de la venida de Cristo, y preguntándose Por qué será que no ha venido, respondía inspiradamente: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pe 3.9). El por qué Cristo no ha regresado, aun cuando las profecías están cumplidas en forma sorprendente, es solo para dar lugar al arrepentimiento para salvación de todos, pues no quiere que nadie perezca eternamente, que nadie vaya al infierno. Mas, ¿a quienes ha dejado el Señor como voceros de esta irreversible realidad? Pablo dijo: El “… nos encargó a nosotros la Palabra de la reconciliación” (2 Co 5.19). Debe pesar en nuestro ser interior la responsabilidad de decirle a todo el mundo: “si mueres sin hacer las paces con Dios, te irás a la condenación, pero si aceptas el don de Dios, que es Cristo, serás reconciliado y salvo”. Dios mira a la tierra, observando cómo su iglesia hace el trabajo de la predicación de la salvación. El ha dado una tregua en tiempos pasados, esperando que nos movilicemos a trabajar, predicando a todos que aceptar o no a Cristo, es el asunto más serio que alguna vez ha sido puesto delante de ser humano alguno, porque entraña la eternidad. ¿Qué estamos haciendo en base a esta contundente realidad? Nos gozamos el martes al oir que un grupo de hermanos fueron al hospital a predicar a Cristo, y varios lo aceptaron como Salvador. También nos sentimos felices a la manera de Dios, cuando en un culto, alguien pasa al frente aceptando a Cristo. ¡Qué lindo los testimonios que nos han llegado de diferentes países de personas que a través de los mensajes grabados en DVD han recibido a Jesús como Su Salvador personal! Ese es el gozo mayor para alguien que sabe y cree la doctrina de la inmortalidad del alma. Pero hay más necesidad que obreros. Cristo dijo: “La mies es mucha, mas los obreros pocos; rogad pues al Señor de la mies que envíe obreros a su mies” (Lc 10.2). La iglesia, como empresa misionera, no debiera nunca estar escasa de evangelizadores, de gente con una pesada carga por los que en el próximo minuto, podrían descender por las cataratas de la muerte e ir por toda la eternidad y sin otra posibilidad, al infierno. Oremos por nuestros familiares, por nuestros vecinos, por nuestros pueblos y ciudades, oremos con dolor por la gente que está sin Cristo.

D I Á C O N O

Mbaxi Divaldo Cabral Estados Unidos

Angolano, presbítero, professor da Escola Bíblica Dominical e músico.

Biblicamente, existem três tipos de ministros na Igreja do Senhor: a) ministro das coisas espirituais – “sharath”, denominado de Ministro do Evangelho (Ef 3.7; At 6.3; Cl 1.23); b) ministro das coisas devocionais – “ergatês”, denominado de Obreiro ou Cooperador (1 Co 3.9; Fp 4.3); c) ministro das coisas materiais ou sociais – “diakonia”, denominado de Diácono (At 6:2-3, 1 Tm 3:8-12). Todas as funções eclesiásticas maiores deverão ser exercidas por obreiros do sexo masculino. Portanto, o diácono é denominado de um servo ou servente de mesas (At 6:2,3). Em vista disso, atualmente o diácono esta a serviço das coisas materiais inerentes a sua igreja local (Fp 1:1). O doutor Lucas faz menção dos seguintes diáconos : Estevão, que o próprio apóstolo consentiu em sua morte antes de sua conversão, Filipe, Prócoro, Nicanor, Timão, Parmenas e Nicolau (At 6:5). O ministério diaconal é uma chamada de Deus outorgada a um individuo, onde o mesmo é separado através da imposição de mãos do ministério local (At 6:6). As qualidades requisitadas para o obreiro chamado para este ofício são: (1) Ser honesto, (2) não ter língua dobre, (3) não ser dado ao vinho, (4) não cobiçoso de torpe ganância, (5) ser cheio de fé e poder, (6) ser puro ou irrepreensível, (7) ter boa reputação, (8) ser cheio do Espírito Santo e de sabedoria, (9) deve ser marido de uma só mulher, (10) deve ser o exemplo no seu lar (At 6:3, 12; I Tm 3:8-9). A exigência de ser o exemplo não só cabe ao ministro mas também abrange a sua família: esposa e filhos (I Tm 3:11-12). A Bíblia denomina o ministério diaconal como “importante negócio” (At 6:3). Por isso, todo o diácono antes de servir a Deus deve ser provado (I Tm 3:10). Estevão foi um dos mais proeminentes diáconos na época apostólica porque Deus era com ele. O doutor Lucas relata que o Espírito Santo lhe dera ousadia para confrontar os inimigos da cruz de Cristo, que eram alguns da sinagoga dos Libertinos, da sinagoga dos Cireneus, os Alexandrinos, os da Cilicia e os da Ásia (At 6:9-11). O diácono Estevão foi o primeiro mártir do Cristianismo que não negou a Cristo, e antes de sua morte física, ele viu o terceiro céu (At 7:59-60). Em suma, Jesus sendo mestre, ensina uma lição basilar sobre o serviço ao lavar os pés dos seus discípulos (Jo 13:4,5). Ou seja, o ministério diaconal não é sinônimo de superioridade ou elitismo, mas sim de servir a igreja de Cristo (At 6:2-3).

O DIACONATO

Vania DaSilva Estados Unidos

Brasileira, Missionária, Professora do SWM e Secretária da BPC, na Flórida - Estados Unidos.

1. A INSTITUIÇÃO DO DIACONATO
1. Apresentados à igreja: At 6.3
2. Aprovados pelos líderes: At 6.6; 1 Tm 3.10
3. Servindo às mesas: At 6.1.2; Fp 1.1

2. O PERFIL DO DIÁCONO
1. Obreiros cheios do Espírito: At 6.3b,5; 8.6-8; 11.24
2. Obreiros de boa reputação: At 6.3a; 1 Tm 3.8,12; Tt 2.7,8
3. Obreiros sábios e de confiança: At 6.3c; 1 Tm 3.13; Cl 1.9

3. A HONRA DO SERVIÇO CRISTÃO
1. Servindo com humildade: Fp 2.3,5-8; Jo 13.15,16; Mc 10.43
2. Servindo com dedicação: At 20.34,35; Fp 2.29,30; Ap 2.19
3. Servindo com resignação: Mt 20.28; Fp 2.4; Lc 22.26,27; Ef 6.6